sábado, 5 de marzo de 2011

Blumer sobre los métodos

Blumer sobre  los métodos


Blumer sentía un gran respeto por las dificultades que plantea el estudio de la
acción y la interacción en el mundo rea!. A menudo hablaba del «carácter obstinado
» del mundo rea!. Los sociólogos deben esforzarse constantemente por
desarrollar modelos para su estudio. Deben desarrollar y comprobar en el mundo
real modelos científicos, que sólo se demuestran útiles si nos ayudan a como
prender ese mundo (D. Wellman, 1988).


Blumer criticó duramente lo que él consideraba la tendencia hacia el cientifismo
ciego en sociología (Shibutani, 1988). No rechazaba el uso de métodos
cuantitativos, pero los creía menos útiles que la mayoría de los sociólogos convencionales.
Eran muchos los métodos que se habían demostrado útiles para la
comprensión del mundo real (Maines, 1989b). Asimismo, Blumer (1956/1969)
criticaba la tendencia a reducir la complejidad del mundo social a variables
científicas. La correlación simplista de variables tendía a ignorar el proceso
interpretativo, cuestión central para la comprensión de la vida socia!. Blurner se
oponía al esquema teórico abstracto por razones semejantes: «se requiere en
primer lugar una interpretación que ordene el mundo tal y como es, no un análisis
de los hechos empíricos con la intención de comprobar si la teoría se ajusta
a ellos» (1954/1969: 141).


Blumer también criticaba muchos conceptos sociológicos que prescribían
10 que los sociólogos deben estudiar en el mundo rea!. Estos conceptos violentan
enormemente la realidad de ese mundo. En lugar de los conceptos tradicionales,
Blumer recomendaba el uso de «conceptos sensibilizadores» (1954/1969:
148) que simplemente sugieren el objeto de estudio y dónde buscarlo, y violentan
en menor grado el mundo rea!. Finalmente, Blumer aconsejaba el uso de la
introspección simpática para estudiar la vida social. En otras palabras, cuando
los interaccionistas simbólicos investigan, deben ponerse en el lugar de! actor
que están estudiando para comprender la situación desde su punto de vista. Esta
postura lleva a la preferencia de los métodos «suaves» frente a los «duros» en el
interaccionismo simbólico. Sin embargo, Blumer no creía que tal preferencia
fuera un reflejo de la inmadurez científica de la sociología; antes bíen, indicaba
la particularidad de su objeto de estudio

Blumer no fue el único interaccionista simbólico que se preocupó por estas
cuestiones metodológicas. Podemos apreciar en su justa medida uno de los cismas
que se produjeron en el interaccionismo simbólico si analizamos las diferencias
metodológicas entre Blumer, principal representante de la Escuela de
Chicago, y Manford Kuhn, principal representante de la Escuela de lowa de
interaccionismo simbólico (Couch, Saxton, y Katovich, 1986a, 1986b).

Blumer frente a Kuhn sobre los métodos. Las diferencias fundamentales entre
Blumer y Kuhn son metodológicas (Meltzer, Petras, y Reynolds, 1975). Como
ya hemos visto, Blumer defendía una metodología distintiva para el estudio de
la conducta humana, una metodología que no admitía generalizaciones. Manford
Kuhn (1964), en cambio, acentuaba la unidad del método científico; todos los
campos científicos, incluida la sociología, debían tender hacia la generalización
y la formulación de leyes. Aunque Blumer y Kuhn coincidían al menos en uno
de los objetos de estudio más importantes del interaccionismo simbólico -~<qué
sucede "dentro de las cabezas" de los humanos» (Meltzer, Petras, y Reynolds,
1975: 57)- disentían en lo referente al modo en que debía estudiarse.


Blumer aconsejaba el uso de la introspección simpática para entrar en el
mundo del actor y verlo tal como es. Los sociólogos deben usar su intuición
para adoptar el punto de vista de los actores que están estudiando, y llegar
incluso a usar las mismas categorías que ellos utilizan. A Kuhn le interesaba
este mismo fenómeno empírico, pero recomendaba a los sociólogos que rechazaran
las técnicas acienttñcas y recurrieran a índices abiertamente conductuales
de lo que sucede en la mente de los actores. Por ejemplo, las respuestas de
los entrevistados a una serie de preguntas deben constituir datos con los que ha
de trabajar el interaccionista simbólico, no la intuición «acientffica» y «no fiable
» del sociólogo.
Además, Blumer aceptaba conceptos sensibilizadores menos formales y rechazaba
el uso de conceptos operacionales más cientificos para definir el mundo
real. Kuhn prefería los métodos científicos tradicionales consistentes en usar
variables investigables y definiciones operacionales. Por ejemplo, Kuhn operacionalizó
el concepto de self un concepto sumamente vago en el interaccionismo
simbólico tradicional, como respuesta a la pregunta «¿Quién soy'h). Las
respuestas que daban las personas a esta pregunta podían constituir manifestaciones
empiricas del self. También criticaba Blumer las variables sociológicas
utilizadas como herramientas mecanicistas, pero Kuhn las aceptaba y usaba.
Mientras Blumer percibía la existencia de importantes elementos de imprevisibilidad
en la acción humana, Kuhn sostenía que la acción estaba socialmente
determinada, por lo que podía estudiarse científicamente la búsqueda de las
causas antecedentes de la acción. Finalmente, mientras Blumer tendía a pensar
en términos de procesos continuados, Kuhn solía hacerlo en términos más estáticos,
más susceptibles también de estudio científico.
La interpretación de Blumer de las ideas de Mead. El debate entre los defensores
de Blumer y los de Kuhn aún continúa vigente, pero la orientación de
Blumer sigue ocupando una posición predominante cn el interaccionismo simbólico.


Sin embargo, recientemente se ha formulado la pregunta de si Blumer
fue tan fiel a sus raíces meadianas como proclamaba (Lewis y Smith, 1980;
Warshay y Warshay, 1986) 15. Clark McPhail y Cynthia Rexroat (1979) identi-
ficaron marcadas diferencias entre las orientaciones metodológicas de Mead y
de Blumer. En virtud de la influencia del conductismo. Mead estaba más orientado
hacia la ciencia «dura» que Blumer y, en realidad, tal vez se aproximara
más a la visión de Kuhn que a la de Blumer. McPhail y Rexroat señalaron
acerca de sus diferencias: «El acento de Mead sobre la observación sistemática
y la investigación experimental difiere considerablemente de la merodologia
naturalista de Blumer... La investigación naturalista ni complementa ni amplia
la perspectiva metodológica de Mead, y el marco teórico de Blumer no es
apropiado para la investigación y el desarrollo de las ideas teóricas de Mead»
(1979: 449).

Blumer (1980) respondió acaloradamente a las acusaciones de McPhail y
Rexroat. Afirmó que «interpretaban muy erróneamente» sus ideas sobre la realidad
social y el estudio naturalista, así como las ideas de Mead sobre la conducta
social y el método cientlfico. McPhail y Rexroat (1980) replicaron que la
respuesta de Blumer no especificaba criterio alguno para afínnar que ellos le
interpretaban erróneamente, ni aportaba pruebas sistemáticas para defender su
postura. Acusaron a Blumer de no citar los pasajes relevantes de la obra de
Mead en su contraargumento. McPhail y Rexroat afirmaron que en muchos
casos Blumer «sólo afirma que su interpretación de Mead es la correcta» (1980:
420). Al final, vemos a Blumcr proclamando que su interpretación de Mead es
la correcta y a McPhail y Rexroat negándolo. Aunque este debate tiene interés
todavía, el hecho histórico es que fue la interpretación de Blumer de la posición
de Mead, no la posición metodológica del propio Mead, la que se erigió como
predominante en el interaccionismo simbólico.
La cuestión clave del debate entre Blumer y McPhail y Rexroat es la cuestión
científica de lo «duro» frente a lo «blando». Para Blumer, la intención de
McPhail y Rexroat era promover una imagen de ciencia «dura» de la teoría
meadiana:



Puedo discernir lo que realmente tienen en mente McPhail y Rexroat en su identificación
de las diferencias metodológicas y ontológicas entre Mead y yo. Su intención
fundamental es justificar y promover un método específico de investigación
científica basado en experimentos controlados. Sin embargo, se. proclaman seguidores
de George Herbert Mcad y por tanto se ven en la obligación de interpretarlo
de una manera que apuntale su propia orientación metodológica. Y lo intentan
hacer de dos maneras. En primer lugar, interpretan el pensamiento de Mead sobre
el «método científico» de manera que apoye su propia preferencia metodológica.
En segundo lugar, se esfuerzan por describir el «conducnsmo social» de Mead de
modo que su descripción se ajuste a su compromiso experimental o cuasi experimental.
{Blurner, 1980: 414-415)
En su respuesta a Blumer, McPhail y Rexroat afirmaron que Mead era partidario
de ambos métodos, el experimental y el no experimental. Fuera o no esto
cierto, la cuestión es que McPhail y Rexroat eran más partidarios que Blumer de
una ciencia «dura», de un enfoque experimental sobre el interaccionismo simbólico.
La cuestión es si las formas complejas de conducta social son susceptibles
de análisis experimental. Mientras Blumer creía que no lo eran, McPhail y
Rexroat pensaban que sí. He aquí, al menos parcialmente, una versión más reciente
del debate entre Blumer y Kuhn.

CRITICAS


La primera crítica es que la corriente principal del interaccionismo simbólica
ha rechazado demasiado impetuosamente las técnicas científicas convencionales.
Eugene Weinstein y Judith Tanur lo expresaron de manera muy adecuada:
«Que los contenidos de la conciencia sean cualitativos no implica que su
expresión externa no pueda ser codificada, clasificada e, incluso, explicada»
(1976: 105). La ciencia y el subjetivismo no se excluyen mutuamente.


En segundo lugar, Manford Kuhn (1964), William Kolb (1944), Bemard
Meltzcr. James Petras, Larry Reynolds ( 1975) Ymuchos otros han criticado la
vaguedad de conceptos esenciales de Mead tales como la mente, el self el yo y
el mí. En términos generales, Kuhn (1964) habló de la existencia de ambigüedad
y contradicciones en la teoría de Mead. Además de la teoría meadiana.
estos autores han criticado otros muchos conceptos básicos del interaccionismo
simbólico calificándolos de confusos e imprecisos y. por tanto, incapaces de
proporcionar firmes pilares a la teoría y la investigación. Resulta dificultoso, si
no imposible, operacional izar esos conceptos debido a su imprecisión; el resultado
es la imposibilidad de generar proposiciones verificables (Stryker. 1980).



La tercera crítica al interaccionismo simbólico es que ignora o asigna escasa
importancia a las grandes estructuras. Algo más sorprendente es la cuarta
crítica: que el interaccionismo simbólico no es suficientemente microscópico,
que ignora la importancia de factores tales como lo inconsciente y las emociones
(Meltzer, Petras, y Reynolds, 1975; Stryker. 1980). Elinteraccionismo simbólico
ha sido criticado también por ignorar factores psicológicos tales como
las necesidades. los motivos, las intenciones y las aspiraciones. En su esfuerzo
por negar la existencia de fuerzas inamovibles que impulsan la acción del actor,
los interaccionistas simbólicos se han concentrado en los significados, los símbolos,
la acción y la interacción. Ignoran factores psicológicos que podrían impulsar
al actor, y esta actitud corre en paralelo con su ignorancia de las grandes
constricciones societales sobre el actor. Por ambas razones, los interacclonistas
simbólicos han sido acusados de hacer de la vida cotidiana un «fetiche» (Meltzer,
Petras, y Reynolds, 1975: 85). Esto, a su vez, les conduce a acentuar en
demasía la situación inmediata y a sentir una «preocupación obsesiva por lo
pasajero, lo episódico y lo fugaz» (Meltzer, Petras, y Reynolds, 1975: 85).



De todas las criticas que ha recibido esta perspectiva. la más importante es
por su tendencia a ignorar o a asignar poca importancia a las grandes estructuras
sociales. Esta crítica ha adoptado diferentes formas. Por ejemplo. Weinstein
y Tanur afirmaron que el interaccionismo simbólico ignora la interconexión de
los resultados: «La preocupación de la sociología qua sociología son los resultados
agregados que forman los vínculos entre episodios de la interacción ... El
concepto de estructura social es necesario para analizar la increíble densidad y
complejidad de las relaciones que interconectan los episodios de interacción»
(1976: 106). Sheldon Stryker afirmó que el microenfoque del interacciomsmo
simbólico «minimiza o niega los hechos de la estructura social y la influencia
de los aspectos macroorganizativos de la sociedad sobre la conducta» (1980:
146). Meltzer, Petras, y Reynolds llegaron a identificar esta debilidad en el
nivel estructural como uno de los principales problemas del interaccionismo
simbólico:
De todas las supuestas dificultades del paradigmadel interaccionismo simbólico,
dos se destacan como las más importantes: (1) escasa atención a las emociones
humanas. y (2) despreocupación por la estructura social. En efecto, la primera de
ellas implica que el interaecionismo simbólico no es suficientemente psicológico,
y la segunda sugieraque la interacción simbólica no es suficientemente sociológica.
 
Nombre: yenny medina
c.i 19847659
secc 2
materia: ees

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